
Dejémonos de babosadas y de taparle el ojo al macho. Todos sabemos que casi siempre quien escribe el texto de la contracarátula es el propio autor, que aprovecha la oportunidad para echarse flores y recordar títulos, honores, premios, distinciones. Cosas que a nadie importan. Lo que se lee se cree.
Escribí estos cuentos para que vayan por el mundo sin padre que saque la cara por ellos. Al nomás nacer los los eché a la calle a que se defiendan por sí mismos, a que pregonen su verdad, que no oculten sus defectos.
Si algún día regresan, quiero que vengan manoseados y sucios, con las esquinas dobladas, los márgenes ensalivados y las letras gastados por tantos ojos que los vieron.
Entonces, estaré orgulloso de ellos.
Quiroa (1937-2004)
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